Armando Matta R.
Especialista en Economía Ecológica y Ambiental
Economista
En cada rincón de la naturaleza, en cada átomo, en cada esquina, en cada nueva proporción áurea se encuentra la matemática, la ciencia, la filosofía, la física e innumerables disciplinas científicas que buscan una respuesta a todas nuestras preguntas. La información se esconde en cada comportamiento, lo que aprende un perro al cruzar la calle, el venado que cuando nace ya sabe caminar, información que viene en el código genético, información que se transmite de generación en generación.
Cuando el hombre pudo transmitir el conocimiento y millones de años de desarrollo del lenguaje a través de la escritura, dimos un salto gigante estableciendo la primera civilización en Mesopotamia.
Desde su origen como especie homo, hasta el día de hoy, el hombre no ha hecho más que aprender, estudiando el mundo que le rodea, ayudado de otras personas, mediante grandes debates, mediante la historia, con la evolución de la filosofía hacia la ciencia, con el arte, con cada interpretación, y aunque el universo es una caja infinita de información y resulta imposible para el hombre alcanzar todo el conocimiento, no ha parado en intentar comprenderlo. Desde el centro de la tierra, hasta la infinidad del universo, desde lo místico hasta los agujeros negros que absorben todo.
Pero no toda la época del ser humano se ha caracterizado por la búsqueda de ese conocimiento, en el oscurantismo, la ignorancia, el dogmatismo religioso, el miedo, la intolerancia llevaron al ser humano a un periodo ciego y endeble a la verdad, la investigación y la ciencia no tenía lugar, solo tenías que hacer lo que te dijeran sin cuestionamiento, adoctrinado desde nacimiento.
Hoy día, se vive una época similar, el dogmatismo progresista te imposibilita ante la duda, para encontrar las respuestas no es necesaria la ciencia. A los niños desde que nacen les enseñan a obedecer y a seguir una línea sin cuestionamiento, las universidades cambian los planes de estudios para incluir lo que ellos decidan se debe estudiar, el que pregunta o cuestiona no lo hace por libertad de pensamiento, sino lo hace por intolerante.
Y hay más ejemplos, hay gente que piensa que la tierra es plana, pueden ver una luna redonda desde cualquier ángulo, lo mismo con el sol, pueden observar planetas redondos con los telescopios, pero aún así creen, a pesar de la evidencia observable que la tierra es el único astro que debe ser plano.
Como en el capitalismo consumista, que dedica recursos para hacer las cosas de mala calidad, estas personas dedican mucho tiempo y recursos para demostrar que la ciencia no sirve, a través del falsacionismo y que está completamente equivocada a través de la infalible opinión subjetiva. La paradoja yace en las entrañas de este dogmatismo disfrazado de tolerancia, que desea ser respetado y entendido por todos, pero no tolera cuestionamientos, ni soportes científicos, ni estudios demostrables (que se opongan a su idea, obviamente). La nueva sociedad se construye a partir de la deconstrucción social; según ellos, todo es una construcción social, por lo tanto, es falso, pero si esa construcción social es hecha por ellos, entonces si es verdadera y luchan por convencer al mundo que sus definiciones si son las correctas.
El falsacionismo dice que no es posible establecer o comprobar una teoría por medio de la experimentación, sino que lo único que se conseguirá es comprobar que es falsa. Y un paradigma es un enfoque y un acervo de “conocimientos dados” que se reflejan en los análisis de los investigadores, ahora ya solo pensadores sociales (parece que no les caen bien los investigadores) y que se ajustan a la presentación modélica aceptada del pensamiento social dominante.
Y Como el humano es un sujeto que posee conciencia, el conocimiento se da por sí mismo porque existe la posibilidad del contacto y el razonamiento de que existe un objeto. Yo soy consciente de que existe un objeto porque uso la razón, por lo tanto, el conocimiento no es problema.
Se le adjudica a Friedrich Nietzsche la frase: «la tolerancia llegará a tal punto que los ‘inteligentes’ dejarán de opinar para que los ‘idiotas’ no se ofendan» (no está demostrada su autoría, pero puede ser una clara interpretación de sus obras). Esta frase parece ser el reflejo del lago en calma momentánea para permitir vislumbrar por un breve instante el fanatismo al que están llevando estos pensamientos sociales, dejan muy poco espacio para el diálogo y la tolerancia parece ser solo una herramienta de conveniencia, no una definición. Incluso llegan a decir que el lenguaje no significa lo que significa, sino lo que quieres que signifique. Que lo que ves no es lo que ves, para observar, tienes que usar sus lentes. O sea, transforma todo lo que se oponga para ajustarlo a lo que le conviene.
Pero el conocimiento es una relación, entre el objeto y el sujeto. Una relación que el dogmatismo no ve e ignora, el pensamiento, la percepción y los valores son dados por el simple hecho del dogmatismo.
Por otro lado, nos encontramos con el escepticismo, que, a diferencia del dogmatismo, que desconoce al sujeto, éste ignora al objeto por completo. El conocimiento está dado por factores subjetivos, está influido por el sujeto y factores externos e ignora completamente al objeto. Pero sin el objeto no puede existir el conocimiento, pues solo existe en su relación con el sujeto.
Hay que tener claro que existen varios tipos de escepticismo, está el religioso, el moral, el metódico, el académico, etc. En cada una de sus modalidades se cree que no se puede llegar al conocimiento por ninguna de esas vías. En el académico, del cual quiero hacer una pequeña mención, dice que no se puede llegar al saber riguroso ni exacto. Hago mención de él, porque coincido en parte. Pues, aunque estoy de acuerdo que, para poder llegar al conocimiento, tenemos que encontrar la relación entre el sujeto y el objeto con la ciencia, también creo que su estudio nos puede llevar a nuevas formas del conocimiento, más precisas, nos hace más expertos en un tema, pero por momentos nos convence de que nunca podremos encontrar la verdad o el conocimiento total de nada, pues una respuesta resuelta siempre trae consigo más preguntas.
Tampoco creo que lleve al extremo del punto de Pirrón, que dice que no hay conocimiento, que jamás se llega a él, no existe el contacto con el sujeto ni con el objeto. Pero no llegaremos a esa verdad, no porque no exista, existe en sí misma, existe a través del escepticismo y lo relativo, si no existe la verdad absoluta y toda la verdad es relativa, quiere decir que al menos una verdad absoluta existe, y esa verdad es que toda la verdad es relativa, negando así, su propia relatividad. La pregunta correcta es ¿El hombre tiene la capacidad de encontrar la verdad absoluta?
Por ello mismo, me considero más una persona inclinada hacia la verdad absoluta, aunque no sepa llegar a ella, porque si existe la duda, existe la posibilidad. Y aunque el subjetivismo o el relativismo no van tal lejos como el escepticismo, al afirmar que no existe la verdad, sino que esta verdad es subjetiva en el primer caso, y que esa verdad es únicamente válida para el sujeto, o grupo de sujetos, que la percibe como tal, y puede ser mentira para los demás sujetos. Todo conocimiento es subjetivo, o en el caso del relativismo en que la verdad es limitada. No existe una verdad absoluta, pero mientras el subjetivismo, está dada en el sujeto, el relativismo se encuentra en el entorno.
Ahora, para el pragmatismo, la verdad tiene la forma de utilidad, es valioso y formador de la vida. Por lo mismo, para el pragmático, el hombre no es un ser pensante, sino que su intelecto está a merced de su voluntad y de su acción. Por lo tanto, el ser humano actúa de acuerdo a su voluntad y utilidad, pero no lo hace por raciocinio, sino por necesidad. Le llamo yo necesidad, porque si encuentras algo útil, tienes la necesidad de hacerlo tu verdad. La verdad si existe, pero está en un punto donde no la podemos encontrar o alcanzar, ya que nunca se llega a la concordancia entre el pensamiento y el ser, por lo mismo, trabajamos únicamente con juicios falsos y con el error más útil.
Existe una posición intermedia entre el escepticismo y el dogmatismo, nos referimos a estos dos, porque el relativismo, subjetivismo y pragmatismo son en su esencia escepticismo.
Quien se encuentra en medio es el criticismo, el conocimiento es posible, pero poder llegar a él hay que investigar, el conocimiento no llega de la nada, ni se confía en el poder de la razón humana de la nada, sino que cuestiona todo, pero tampoco niega la existencia a tal punto que sea escéptico. Solamente lo cuestiona y da origen a un conocimiento. Kant es el máximo representante de él, pues le debemos esta corriente filosófica, descartando las anteriores dos al considerarlas exclusivistas, o le entregas la confianza total o niegas toda verdad.
Encontramos entonces dos fuentes del conocimiento, una en el racionalismo, que dice que la única y verdadera fuente del conocimiento es la razón, y por otro nos encontramos con el empirismo, que dice que el conocimiento viene de la experiencia, al observar y utilizar los sentidos en el análisis de los resultados de varios procesos unos después de otros.
Para mí el conocimiento proviene de los dos, no solo basta con observar, es parte del conocimiento el poder percibir el objeto, pero necesitamos razonar para generar la relación entre este y el sujeto. Para poder llegar a la fuente del conocimiento y el porqué del mismo, es precioso razonar los fenómenos, analizar y juntar la experiencia, necesitamos generar ciencia y utilizar el criticismo para llegar a la verdad.
Al presentar distintas formas en la búsqueda e interpretación del conocimiento, me resulta inverosímil las definiciones sociales actuales, porque solo niegan el conocimiento y la única fuente válida, proviene de ellos, para ajustar las definiciones modifican el idioma ignorando su evolución, su construcción, origen, normas, etc. Cualquier intento de duda, se responde: “es porque odias y eres intolerante”. Y sus acciones no demuestran libertad sino adoctrinamiento, como el caso de la terapia afirmativa. Son muchos los temas que hay que investigar y cuestionarse, el solo mencionarlos, me pondrían en una posición en la que me haría acreedor a la censura, afirmando que estoy en lo correcto al enunciar la no aceptación de ideas y pensamientos diferentes a los de ellos. Se quejan y odian la religión, dueño del dogmatismo de la edad media, pero es hoy el progresismo, el dueño del nuevo dogmatismo creador de la segunda ola de oscurantismo y la censura para evitar la duda.
“Soy Armando Matta, todo es debatible ¿Tú qué opinas?”.