Armando Matta R.

MBA

Especialista en Economía Ecológica y Ambiental

Economista

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El cuento corto “La sonata a Kreutzer” de León Tolstói me dejó completamente maravillado, escrito con gran calidad, característica que siempre acompaña a Tolstói, recuerdo un fragmento en particular “…La música me hace olvidar mi situación verdadera; me transporta a un estado que no es el mío, bajo su influjo me parece que siento lo que en realidad no siento, que comprendo lo que no comprendo, que puedo lo que no puedo”. Las expresiones artísticas siempre nos van a transmitir los sentimientos del autor cambiando nuestras emociones temporalmente a una que no teníamos hasta antes de “apreciar el arte”.

El objetivo principal de esta apreciación, aunque muchas veces es la modificación del sentimiento presente, se debe a una búsqueda del placer y el arte no es más que una de sus formas. Todas las personas buscan el placer, aunque se manifieste en una infinidad de presentaciones. A través de la comida, del sexo, de los viajes, de la lectura, del cine, del poder, del dinero, de la mentira, del engaño. Tiene tantas y tan variadas formas que van desde las moralmente aceptadas hasta las más perversas e impensables por mentes sanas.

Ésta es la base del hedonismo, doctrina filosófica en la que encontramos a su máximo exponente a Aristipo de Cirene (siglo IV a. C.) un filósofo griego fundador de la escuela cirenaica, escuela que defendía el hedonismo acentuado, la búsqueda del placer por sobre cualquier cosa, opuesto a las enseñanzas de su maestro Sócrates, quien abogaba más por la racionalidad y la ciencia, ironías filosóficas presentes en la realidad (Herder Editorial, s.f.), por más que tu pensamiento sea racional, siempre te dejaras llevar por algún tipo de placer aunque éste haya sido racionalizado y sepas de antemano que lo que estas a punto de hacer es una estupidez.

El placer va de la mano con el egoísmo, porque, aunque el placer pueda ser dado tanto como tomado, la búsqueda del mismo es personal e intransferible, puedas dar placer para sentirlo, puedes preparar una gran cena para que todos disfruten de tus habilidades culinarias, pero el placer que sientes al ver los rostros de satisfacción por expresarte su aceptación y reconocimiento solo tú lo puedes vivir. 

Resulta entonces, que la base de una sociedad capitalista está fundamentada en elementos intrínsecos del ser humano, el hedonismo y el egoísmo. ¿Cómo se presentan estos en el sistema económico y que tiene que ver la filosofía con la economía?

Es muy sencillo de visualizar, en el momento en que una persona quiere satisfacer un deseo, lo puede obtener en la adquisición de productos y servicios, el mercado está construido y plagado de millones de formas de satisfacer los deseos de las personas. Piensa en el que quieras y ahora asociado con algún bien en el mercado. Cualquiera que ese sentimiento sea, encontrará una respuesta por parte de algún “malvado comerciante”. 

El comerciante, al ser egoísta, buscará acaparar la mayor cantidad de clientes posibles, desea ser el que más venda y el que más gane, no desea compartir las ganancias con nadie más, en cualquier caso. ¿Por qué debería de hacerlo? Él está trabajando fuertemente para ser el mejor, el que ofrezca el producto de mejor calidad, de mejor precio. Eso se llama competencia, la competencia genera mejores productos a mejores precios, beneficiando al consumidor final, por eso es que puedes encontrar una gran variedad de mercancías de donde escoger, para satisfacer tus necesidades y tus deseos (creados por ti o por la mercadotecnia). Bienvenido al capitalismo.

Pero el capitalismo ha crecido y se ha diversificado, ya no se trata únicamente de satisfacer un mercado local, sino que ha roto las barreras nacionales para enfrentar un mercado internacional, productos que no se podían conseguir en tu nación, ahora gracias a unos ambiciosos burgueses que solo piensan en sí mismos, traen esos bienes de diferentes naciones, con el aumento de los mercados, del intercambio de bienes, con el comercio internacional, más dinero se mete en la máquina de la producción y más oportunidades crea.

Una dificultad evidente es que los capitales no se presentan únicamente por la innovación y la venta de mejores productos, también llegan con la apropiación de los recursos de los más débiles, los más pobres o lo más dejados, quienes no estaban preparados para defenderse. Un claro ejemplo son las invasiones, países que incursionan militarmente con el propósito firme de quedarse con el territorio invadido, o al menos una parte de él, cosa que le resulta muy familiar a la nación promotora de la paz, la justicia, la democracia, el capitalismo y que al mismo tiempo ha cometido sistemáticamente acciones de apropiación de recursos, contrarias a las ideas que promueve.

Las naciones que son más fuertes toman el control en el proceso de globalización o comercio internacional, en el que entran en juego todas las naciones, o al menos las que muestran una apertura económica, intercambian entre ellas los bienes y servicios sustentada por la teoría de “La ventaja absoluta” de Adam Smith (Salvatore, 2005) que traduce: a mayor eficiencia de una nación sobre otra en la producción de una mercancía tiene una desventaja absoluta en la producción de otro bien. Cuando las naciones se especializan en la producción del bien en el que tienen la ventaja absoluta produce un excedente, se especializa en la realización de ese producto, para después intercambiarlo con la otra nación, que a su vez se ha especializado en la producción de otro bien en específico. Cuando ambas naciones intercambian el excedente de la producción del bien en el que se han especializado, ambas naciones ganan y obtienen un beneficio comercial. Además, cuando se realiza el intercambio, la producción de ambas naciones aumenta en consecuencia al consumo de ese intercambio. De aquí nace la idea de libre comercio, pues si todas las naciones intercambiaran los productos en los que se especializan, todos obtendrían beneficios.

Esto presenta una serie de problemas, como, por ejemplo: Si la Nación A produce chips de computadora, y la nación B produce arroz, la nación A tendrá claramente una ventaja en la balanza comercial, ya que después de llevar a cabo el intercambio en dinero, venderá mucho más de lo que compró, estos intercambios en la actualidad se llevan a cabo en dólares, por lo que es importante el tipo de cambio al día como vimos en la columna anterior. Otro problema es que, si la nación A es muy rica, en lugar de entrar en el intercambio, podría decidir invertir capital en la nación B a través de lo que se conoce como Inversión Extranjera Directa beneficiando a la nación B en la generación de empleos, pero a cambio se apropia de sus recursos y ya no tiene que comprarlos, de hecho, le vendería a la nación B el producto que ellos podrían estar produciendo.

¿Existe algo como la desventaja productiva? O ¿Ha sido causado por la propia nación B, por no desarrollar su propia industria generando atraso y pobreza, al mismo tiempo que por voluntad propia decide vender sus recursos a cambio de beneficios personales que se gastaran en banalidades y propiedades en el extranjero? 

Otro problema muy criticado en este sistema económico es que mucha de la riqueza se concentra en una parte de la población muy pequeña, generando distorsiones en su distribución, el “índice de Gini” del Banco Mundial mide esas distribuciones inequitativas de las naciones, si el valor es cero significa que ese país es completamente equitativo, si ese índice toma el valor de 1 significa que es completamente inequitativa, la República Eslovaca es el país más equitativo del mundo y el más inequitativo es Sudáfrica según datos del 2014, últimos datos presentados por esa nación, podemos inferir que hay naciones más inequitativas como Venezuela, país que tampoco muestra datos hace muchos años, ¡Quién sabe porque!

Ninguna nación con un sistema económico ha logrado un desarrollo homogéneo, equitativo y consistente, muchas naciones han utilizado la bandera de comunismo llevando a una pobreza marcada en sus naciones y la izquierda en muchos países ha reflejado los mismos pobres resultados. Ese mismo egoísmo que es la base del capitalismo, es la base de la corrupción, y en los sistemas donde el estado presenta mayor control sobre los sistemas de producción se transforman en sanguijuelas parlamentarias, legislativas, ejecutivas y judiciales. Presentes en la derecha sin excepción.

Drenan lentamente los ingresos de la nación, sea cual sea la fuente, por impuestos, por los sistemas de producción, por los recursos, por los negocios, por concesiones a privados, por sistemas sociales, capitalistas o neoliberales. Aunque la izquierda pueda mostrar mayor interés en el control de los sistemas productivos para manejarlos y manipularlos a su antojo, los sistemas neoliberales venden todos esos recursos a privados traspapelando las negociaciones y como verdaderos magos, desapareciendo los recursos de la nación, haciendo más ricos a los políticos, a las empresas y más pobres a los pobres.

La corrupción es el verdadero enemigo de las naciones, se presenta en las dos direcciones, puedes sentarte del lado derecho o izquierdo del padre, no cambia la redistribución de la riqueza que casi siempre está en manos de corruptos inescrupulosos. Cada sistema presenta ventajas en la teoría y muchas desventajas en la práctica, ese hedonismo manifestado en poder sustentado económicamente es el placer más difícil de ignorar, es el enemigo del bien común y la principal causa de las desigualdades. El capitalismo, al ser el que mejor se ajusta a la forma del ser humano, se adapta fácilmente a la corrupción difuminando la eficiencia hasta le punto en el que se confunde fácilmente con manipulación.

El hedonismo no se debe el capitalismo, el capitalismo se debe al hedonismo, es primero el hombre y después el sistema, el sistema no sacó lo peor del hombre, lo peor del hombre creó al sistema.

“Soy Armando Matta, todo es debatible ¿Tú qué opinas?”.

Referencias

Banco Mundial. (2020). Índice de Gini. 

Herder Editorial. (s.f.). Encyclopedia Herder. Obtenido de Cirenaicos: https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Cirenaicos

Rivera, M. A. (2000). México en la economía global. Tecnología, espacio e instituciones. En M. A. Rivera, Capítulo II. Globalización y regionalización del capitalismo (págs. 75-100). México: UNAM; UCLA; JUS.

Salvatore, D. (2005). Economía Internacional. En D. Salvatore, Ley de la ventaja comparativa (págs. 29-54). México: Limusa.

Tolstói, L. (2010). La sonata a Kreutzer. En L. Tolstói, XXIII (pág. 69). Madrid: Ediciones Akal, S.A.

Imagen: especial

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