Armando Matta R.

Especialista en Economía Ecológica y Ambiental

Economista

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Key Words: #Sabiduría #Inteligencia #Cultura #Debate #Habilidad #Conocimiento #Conflictos #Palestina #Israel #ResoluciónDeConflictos

¡El que lo encuentra se lo queda!

Son muy variadas las situaciones a las que nos enfrentamos en la vida diaria al convivir. Como seres sociales por naturaleza, la interacción es parte de nuestra esencia, afectando tanto aspectos filosóficos como fisiológicos y cerebrales. Por ejemplo, estas interacciones sociales liberan neurotransmisores que influyen en el sueño, las funciones motrices y los procesos cognitivos, entre otros.

En estas interacciones, la conversación es inevitable y puede variar desde charlas simples hasta debates complejos, quien pueda sustentar mejor su idea, será el proclamado vencedor. Pero, ¿para ganar un debate se necesita ser inteligente o culto? Puede ser que una persona con datos y fuentes fidedignas te obligue a permanecer callado ante el limitado banco de datos que posea el rival. Pero, ¿El vencedor resultará ser el más inteligente?

Un ejemplo notorio es el debate científico filosófico entre Albert Einstein y Niels Bohr, quienes cada uno desde su punto de vista poseía la verdad, Bohr era un defensor de lo que se conoce como la «interpretación de Copenhague» de la mecánica cuántica, que postula que la realidad cuántica es intrínsecamente probabilística y que no se puede conocer con certeza la posición y el momento de una partícula al mismo tiempo. Einstein, por otro lado, estaba incómodo con esta idea y argumentó que «Dios no juega a los dados con el universo», expresando su desacuerdo con la idea de que la realidad subyacente es puramente probabilística. Y hoy día la interpretación de la mecánica cuántica y su relación con la realidad subyacente todavía es un tema de debate y discusión en la comunidad científica (Tomé, 2022).

En este ejemplo, podemos eliminar los factores de la inteligencia y la cultura, ambos poseen un amplio conocimiento lo que los hace cultos, y en cuanto a la inteligencia, no sé si existe alguien que pudiera ponerlo en duda. Entonces, en estos casos, ¿quién gana el debate? ¿Alguien ganó? ¿Era el propósito ganarlo? Es aquí donde entra la sabiduría. ¿Es la sabiduría un paso más allá entre conocimiento y la inteligencia?

El conflicto es algo que siempre estará presente y aquí se manifiesta en forma de debate. Podría ganar la persona con más habilidad, pero no necesariamente la más inteligente. Tomando los mismos personajes de los que hablamos desde el inicio. Ambos científicos eran muy inteligentes y muy cultos, pero Albert Einstein poseía la habilidad de hablar tanto con un niño como con reyes y reinas, con científicos o con obreros. Pero Bohr no poseía la misma habilidad, no se sentía cómodo, le gustaba más los aspectos científicos y técnicos, se sentía cómodo hablando con científicos en esencia. Entonces quiere decir que una habilidad no necesita de inteligencia para existir, ya que ésta puede presentarse en personas inteligentes como en aquellas que no lo son tanto. Messi, quien mostraba claros problemas para expresarse debido al síndrome de asperger, diagnosticado desde joven, así como la interacción le resultaba difícil, pero poseía la habilidad de jugar fútbol como ningún otro.

La sabiduría no es sinónimo de inteligencia, porque la inteligencia puede existir sin la sabiduría, de ser sinónimos, cada ser inteligente sería sabio. Y la habilidad existe fuera de la inteligencia, pero se necesita para poder entenderla, como la habilidad de aprender en cabeza ajena. querer vivir cada experiencia para hacerlo te llevará a la sinrazón, resulta imposible vivir cada experiencia y te llevaría a la imposibilidad de alcanzarla. Pero aprender de la experiencia sin sentirla la convertirá en tangible.

Por eso es que el hombre es torpe, porque es más emocional que racional. La emoción de ganar, de demostrar, la emoción de la vivencia. No logra entenderlo si no lo vive, porque si no lo vive no lo siente y si no lo siente no es real. Se busca a través de los sentidos, pero éstos los limita a 5 cuando los sentidos pueden ser más, como la percepción, el sexto sentido, va más allá de lo emocional, pero se alimenta de éste.

La sabiduría es sumamente escasa, porque es la capacidad de resolver cualquier tipo de conflicto sin importar la cantidad de información que poseas o la cantidad de inteligencia que tengas. Es la habilidad de disolver la duda, habita en quien escucha no en quien habla.

¿La sabiduría es tener una respuesta para todo? O ¿Tener la habilidad de amar a todos? Porque al amar, no quieres ganar, sino resolver.

Diógenes de Sinope, por ejemplo, era una persona que podía encontrar la respuesta a todo “sin saber nada”, lo digo porque su argumentativa no se reflejaba en rebatir conocimiento con conocimiento ni en la imposición de ideas o demostrar la verdad (como vimos que incluso a grandes genios les sucede), sino que a través de su verdad cínica ponía a reflexionar al otro. Él decía que el sabio debe tender a liberarse de sus deseos y reducir al mínimo sus necesidades. Uno de los momentos más célebres es cuando Alejandro Magno en su autopercepción como superior ofrece lo que Diógenes le pida, pero éste solo desea que se quite, porque le tapa la luz del sol. A partir de ese momento, Alejandro lo considera como un sabio y le desea como su amigo (Jeria, 2010).

Yo digo que: La sabiduría vence al conocimiento, pero es amiga de la inteligencia, podría existir una causalidad en ella y ésta es más bella cuando encuentra su reflejo en el amor, porque si lo encuentra en el cinismo puede encender la llama del rencor y con el amor la extingue.

Es por ello que no me sorprende la cantidad de conflictos que existen en el mundo, tanto en las naciones como entre individuos. No se entienden porque no lo han vivido, no se comunican porque cada quien es dueño de su razón y la defiende con su propio conocimiento y no llegan a acuerdos porque los sabios no deciden, sino el poder.

Pongamos un ejemplo actual, el conflicto entre Palestina e Israel. No voy a tomar ninguna postura, porque para empezar mi objetivo no se centra en encontrar quién tiene la razón, sino, por el contrario, porque ninguno la tiene.

Una de las razones que se utilizan es el origen de quienes habitaban esas tierras en el principio. Pues bien, en el principio, ninguno de los dos llegó primero.

Antes de la formación de los Reinos de Israel y Judá alrededor del 930 a.C., en la región del Levante, que incluye lo que hoy es Israel y Palestina, albergaba diversos grupos y civilizaciones. Los cananeos, un antiguo grupo étnico, eran considerados nativos de la región y habían establecido una cultura rica que habitaba la región del Levante, que incluye lo que hoy son Israel, Palestina, Líbano y partes de Siria y Jordania. De hecho, la cultura cananea ejerció una influencia significativa en la cultura hebrea, especialmente en el período en que los hebreos habitaron la misma región. Los hebreos adoptaron ciertos aspectos de la cultura cananea, como elementos religiosos y lingüísticos, mientras que también se distinguieron de ella (Cantú, 1876). Los Israelitas despojaron a los cananeos de sus tierras ya que era la tierra prometida por Dios (Génesis 12:7)

En la costa sur, los filisteos ocupaban áreas como Gaza y Ascalón. En momentos específicos, el Antiguo Egipto ejerció influencia en el Levante. También se tiene conocimiento sobre los «habiru» o «apíru» en inscripciones egipcias y asirias, posiblemente nómadas o grupos marginales. La región era un mosaico de diversas poblaciones locales, lo que contribuía a su rica diversidad étnica y cultural (Cantú, 1876).

Los fenicios que habitaron tierras que hoy son parte de Palestina, Israel y Siria fue otro pueblo que se estableció en esa región circa del 1200 a.C. Y un sinfín de opciones de las que no se cuentan registros sobre habitantes, algunos nómadas, de esas mismas regiones (Cantú, 1876).

Otro argumento utilizado es que, según el Génesis, uno de los libros de la biblia, el pueblo elegido son los judíos, una promesa hecha por Dios, al primogénito de Abraham, pero en el mismo Génesis se menciona que el primogénito real fue Ismael, hijo de Abraham con la esclava Agar a quien también se le promete grandes fortunas. En el propio origen ya hay problemas de entendimiento.

Si buscas puedes encontrar

Para no adentrarme demasiado en el tema, ya que además de ser muy amplio, se presta para generar odio y confusión, quiero enfatizar varios puntos. El primero es que conocer la historia y no olvidarla, nos evita grandes dolores de cabeza en el futuro, conocer la historia es parte fundamental de la economía, pues a partir de las relaciones sociales y de comercio, se forjan pueblos e imperios. Y finalmente, que es importante tomar decisiones con la intención directa de evitar conflictos, los grandes sabios no deben permitir que sus pueblos ignoren las consecuencias y a través de su iluminación puedan guiar el camino de mejor manera. No sé cuál sea la solución ni el final de ese y cada conflicto que existe, pero sí sé, que todo se pueden evitar.

“Soy Armando Matta, todo es debatible. ¿Tú qué opinas?”.

Referencias

Jeria, P. (2010). Diógenes de Sínope. Una reflexión sobre la problemática del lenguaje filosófico. Santiago: Universidad UCINF. Obtenido de https://scielo.conicyt.cl/pdf/byzantion/n29/art03.pdf

Tomé, C. (2022). Einstein y Niels Bohr. Linares: En Cultura Científica. Obtenido de https://culturacientifica.com/2022/09/20/einstein-y-niels-bohr/

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