La comunidad cultural queretana se vistió de nostalgia y aplausos la noche del viernes 5 de septiembre, durante el homenaje póstumo a los fundadores del grupo teatral Cómicos de la Legua: Hugo Gutiérrez Vega, Francisco Rabell, Juan Servín y Roberto Servín, este último recientemente fallecido. La velada estuvo marcada por la lluvia, pero también por la emoción y el cariño de quienes reconocen el legado de una agrupación que ha hecho historia en las artes escénicas de México.

El elenco base ofreció al público una noche de teatro con las obras Tierra de Jauja y Farsa y justicia del señor corregidor, dirigidas por Víctor Sasia, así como El Poeta, de Lope de Rueda, bajo la dirección de Daniel Alejandre. Risas, recuerdos y emociones se mezclaron entre los asistentes, que incluyeron exintegrantes del grupo y autoridades culturales, como la licenciada Ana Paula López Birlain, representante de la Secretaría de Turismo.

El homenaje no solo fue un acto de memoria, sino un reconocimiento a las trayectorias que dieron vida a los Cómicos. Hugo Gutiérrez Vega, poeta y dramaturgo, aportó su visión humanista y literaria. Francisco Rabell, apasionado del escenario, supo contagiar la energía del teatro a generaciones enteras. Juan Servín, con su creatividad y compromiso, consolidó la esencia del grupo. Y Roberto Servín, recordado con especial cariño, dejó una huella reciente e imborrable en la compañía.

Durante una semana, el inmueble de Guillermo Prieto #7, en el centro histórico de Querétaro, albergó funciones gratuitas que reunieron a cientos de espectadores. La jornada final cerró con la develación de una placa conmemorativa, símbolo de un legado que seguirá vivo en cada función y en cada aplauso dedicado a los Cómicos de la Legua.