Armando Matta R.

Especialista en Economía Ecológica y Ambiental

Economista

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Mi querido lector, hoy seguimos sentados en la terraza rodeado de hermosa naturaleza con la completa necesidad de continuar debatiendo sobre el bienestar y el desarrollo. No hemos podido llegar al consenso, porque nos encontramos en la etapa de la descripción, teniendo en cuenta de antemano que cualquier tipo de pensamiento por lo general será ambiguo, porque se presta siempre a la interpretación.

Todos los temas relacionados con las ciencias sociales son complejos, justamente por el tema que tratan, el comportamiento humano y sus interacciones varían dados muchos factores y condiciones, por el clima, la región, el país, la cultura, la tradición, las necesidades, las condiciones geográficas, las condiciones políticas, el nivel de ingreso, la familia, la educación, las influencias, los traumas, los deseos individuales, las necesidades individuales y un largo etc. La gran cantidad de variables que intervienen en la ecuación hacen que las definiciones y la descripción de los problemas, como la generación de teorías sea muy complicado, en el estudio de la ciencia social se crean muchas hipótesis y pueden estar muy bien definidas y descritas, pero nunca podrán ser utilizadas con un error de exactitud de 0%, mientras ese error sea más cercanos a cero, más fiable será su resultado, si a las variables mencionadas le agregas tantos pensamientos como seres humanos hay, es prácticamente imposible formular una teoría que describa todos los casos, inclusive con condiciones ideales.

Soy de los que piensan que la verdad se busca desde muy diversas perspectivas, podemos comenzar desde las religiones quienes a través de una deidad o la “palabra del señor” encuentran respuestas, sus inquietudes las sumergen en los textos, en la meditación buscan la conexión del alma y el espíritu con el universo o la presencia de Dios, para aunque sea por un instante, se logre la conexión que Miguel Ángel no concretó, y en la oración se encuentre respuesta a través del consejo que sabes que escuchas aunque las palabras no hagan eco, o finalmente por medio de representante de la fe quien interpreta por ti, el mensaje personal de Dios. 

La filosofía es otra forma de la búsqueda de la verdad con el cuestionamiento personal, el debate entre filósofos o la reflexión conjunta, la mayoría se basa en antiguos filósofos quienes mostraron su postura sobre la verdad de un tema en particular y a partir de ese punto seguir persiguiendo la certeza y utilizar el diálogo para que la respuesta no quede solo en el texto, sino se transmita de pensador a pensador, y del estudioso al que desee escuchar, generar una tesis, contradecirla con una antítesis y crear una nueva mediante la síntesis.

Las ciencias exactas buscan la verdad a partir del método científico, se requiere una habilidad importante para entender temas complejos y abstractos como la matemática pura o la física cuántica (por nombrar algunos) y desde la observación, igual que un filósofo, advierte, se pregunta, se cuestiona, toma al objeto y lo estudia, plantea una hipótesis y con base en ella realiza experimentos, se apoya en las matemáticas y otras ciencias, analiza los resultados de la experimentación y saca conclusiones, afirmando o negando la hipótesis en un ciclo que continúa en una infinidad de campos, después de la experimentación analiza los resultados, los interpreta y llega a una conclusión, ¿Esa conclusión prueba la hipótesis o la niega? Si los resultados tienen un grado de aceptación alto se genera una teoría, si no se puede negar y aplica para todos los casos, se genera una ley, la ciencia describe la ciencia, porque en teoría funciona, ¡en teoría!.

La ciencia, la filosofía, la religión tienen todas algo en común, son infinitas, el pensamiento no tiene obstáculos, los campos de estudio tampoco y Dios tampoco. No es de mi particular interés el afirmar o negar la existencia de Dios, ni insinuar que solo la ciencia es la que se acerca a la verdad y mucho menos pretender que la filosofía es la única que tiene la capacidad de discernir, debatir y analizar; lo que quiero enfatizar, es la búsqueda del conocimiento que permanece intrínseco en el ser humano sin importar el método de elección para encontrarlo. En lo que sí quiero hacer hincapié, es que se debe tratar por todos los medios; ser muy curioso, objetivo, analítico, polímata, recursivo, investigativo; está bien forjarse un estilo de pensamiento, mientras éste se establezca manipulando fuentes no alineadas entre sí, esto para que por medio del debate interno la conclusión se alcance y así evitar sea influenciada por una sola corriente, eliminando en la medida de lo posible el sesgo. Soy de los que piensan que la religión, la ciencia, la filosofía no son mutuamente excluyentes.

Ahora que ya hemos llegado hasta aquí, podemos entender porque la definición de crecimiento parte de distintas corrientes, desde lo simple como “ver crecer” un árbol a lo complejo como: el crecimiento emocional, no me quiero inmergir en la definición de muchas disciplinas para no dificultar la exposición del tema, así que será abordado únicamente desde la perspectiva económica.

La actividad económica se refiere a las acciones que realiza el ser humano con la intención de satisfacer algún tipo de necesidad, ya sea a través de un bien o de un servicio, en los diferentes sistemas, incluso las personas juegan el papel de instrumento, como en el esclavismo, la persona no es persona, es una mercancía que se utiliza para realizar un trabajo, como un caballo, una mula o un tractor (Weber, 2001).

En la mayoría de los sistemas económicos, el acumulamiento de riqueza es fundamental en el tema porque determina que tan productiva es una sociedad y cuál es el nivel de crecimiento que está teniendo, esa acumulación de la riqueza puede estar repartida de una forma más homogénea entre la población o muy heterogénea en la que es fácilmente distinguible las manos en las que se encuentra.

Quiero hacerte unas preguntas; ¿Es ineludible percibir el crecimiento como algo adherido al bienestar? o, por el contrario, ¿Puede cada uno de ellos existir y coexistir sin la necesidad de depender el uno del otro? ¿Es una definición acomodada a una sociedad profundamente ligada al mercado o el mercado existe como efecto de la existencia del ser humano? ¿Estamos en una sociedad adoctrinada que no puede escuchar la palabra mercado, porque de hacerlo evoca en su mente un sinónimo de enemigo? Es importante sopesar al respecto para posicionarnos desde un punto neutral, antes de reflexionar sobre los beneficios del mercado y, sobre todo, cuando su existencia está ligada a cualquier tipo de producción, la diferencia del mercado estriba en las condiciones dadas por los demandantes y oferentes en el marco de variables sociales mencionadas anteriormente.

Veamos esto primero; con un mercado en un sistema económico primitivo, en el que el intercambio de los productos se daba mediante el trueque, o sea, que si hay un sistema de intercambio de mercancías, no existían los mercados bien definidos, pero definitivamente estaban presentes, porque si había demanda de productos, existían productores en agricultura, por ejemplo, o pescadores, entonces, ese intercambio se realizaba sin un intermediario como el dinero, por lo que las transacciones eran más simples y la acumulación de la riqueza no era un objetivo primordial y no existía la propiedad privada. Se basaba mucho más en la cooperación de las comunidades (Comín, Hernández, & Llopis, 2010). Me suena a algún tipo de sistema que “dicen” es incompatible con el ser humano sin mencionar, bueno ya lo voy a mencionar,  que “el desarrollo de la humanidad” eliminó los sistemas de cooperación para sustituirlos por sistemas individualistas. Cabe resaltar, que en estos sistemas primitivos no existía la planificación centralizada.

En el sistema esclavista el ser humano era la principal herramienta de trabajo, un sistema jerarquizado en donde el esclavo se encontraba en el último peldaño visto de arriba para abajo, predominantemente en las culturas griega y romana, aunque se extendió a muchas más regiones. Los esclavos no solo eran utilizados para el trabajo pesado en agricultura y minería, sino también desarrollaban trabajos de servidumbre. En civilizaciones como la espartana, procuraban tener esclavos de distintas culturas para evitar pensamientos de hermandad evitando insurrecciones. Éstos eran objetos y mercancías, podían ser eliminados, desechados, vendidos, intercambiados y comprados. En esta economía el trueque jugaba un papel importante, la acumulación de metales y tierras eran los principales medios para medir la riqueza y los mercados eran muy primitivos, aunque en algunos imperios su extensión era considerable, como el mercado marítimo que surgió en el mediterráneo (Rondo & Neal, 2014).

En el sistema económico feudal (se deriva del latín feudum que significa feudo y feudalitas que hace alusión a los servicios ligados al feudo (Brown, 2022)), tiene una duración alrededor de un milenio, del siglo V al XV, la producción se basaba prácticamente en la agricultura, los siervos cultivaban la tierra, que no les pertenecía, a cambio de protección del señor feudal. Era un sistema basado en la jerarquía igual que el esclavismo pero con una sensación efímera de libertad, los señores feudales poseían toda la riqueza y los siervos vivían en la pobreza, no existía un libre mercado, la moneda era escaza y el intercambio de mercancías también era primordialmente por el trueque, algo parecido a los sistemas primitivos y esclavistas, en este caso, los siervos eran prácticamente propiedad del señor feudal y la cooperación de la comunidad para el bienestar general era virtualmente inexistente, a diferencia de los sistemas primitivos (Comín, Hernández, & Llopis, 2010). La riqueza en mayor proporción se medía, igualmente que en el sistema esclavista, por acumulación de tierras y metales.

El comunismo es un sistema político económico que pretende establecer una sociedad sin clases sociales, en el que la cooperación sea la fuerza motora de producción y estabilidad, los medios de producción son controlados por el Estado, la propiedad privada no es necesaria al vivir en comunidad, la acumulación de la riqueza se concentra en el estado, denotando una similitud a los sistemas jerárquicos, ya que el Estado es quien posee el capital, los medios y las tierras. Es una economía planificada, los mercados son controlados a través de los precios y la oferta, la demanda no juega un papel importante. La falta de incentivos económicos dificulta el desarrollo industrial y tecnológico, argumentos que fortalecen el pensamiento en que el hombre no es capaz de motivarse por el bien común, pero en los sistemas primitivos si sucedía. La corrupción afecta gravemente a los sistemas productivos y la distribución afecta las libertades y satisfacción de la población (Courtois, Werth, Panné, Bortosek, & Margolin, 1998).

El capitalismo, completamente contrario al comunismo, está basado en la propiedad privada y en el egoísmo del ser humano, ya que este fomenta el sentido de competencia acelerando el desarrollo de la tecnología, un pensamiento generalizado es producir lo que más se pueda acaparando la mayor cuota del mercado, el capital es el medio de producción más importante y tienen una connotación fuerte hacia la explotación del trabajador asalariado. La acumulación de riqueza es importante, se presenta en la posesión de activos tanto tangibles como intangibles, el mercado y el dinero juegan un papel preponderante, la riqueza tiende a concentrarse en un sector muy pequeño de la población, situación que se asemeja a sistemas jerárquicos, no existe una clara definición de equidad ni justicia referente a la distribución del ingreso conforme a la participación e importancia de todos los medios de producción y la ponderación de éstos no es clara en los procesos productivos. La corrupción también es un grave problema en este sistema así como la sobreexplotación de los recursos en pro de un crecimiento constante e insostenible (Perrault, y otros, 2013).

Después de un breve análisis a unos cuantos sistemas políticos-económicos (existen muchos más como el mercantilismo, libertarismo, liberalismo, etc.) una idea me deja clara, la dominación de unos cuantos, sobre otros, no veo una diáfana posición de equidad o igualdad en general de ningún sistema sobre otro, puedes votar a favor de alguno y promover sus beneficios sobre los otros sistemas, pero no existe una indiscutible igualdad de distribución, oportunidades ni riqueza. La riqueza por otro lado, también guarda una similitud entre uno y otro sistema, es una acumulación de distintos tipos de bienes, ya sean tierras, esclavos, dinero, metales o cualquier tipo de activo. Por lo que encuentro ambiguo el asociar el bienestar con el sistema económico, más no inevitable, ya sea por su incapacidad de distribución o incapacidad de asociar la tranquilidad con los sistemas productivos.

El único sistema que vi en el que la igualdad y la cooperación parecía asomar la cabeza, irónicamente, era en el sistema primitivo, tal vez sea por el viejo dicho: “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” en el que todo alrededor era una amenaza constante a la supervivencia de las personas y a la comunidad en general. El avanzar de los siglos y la dominación de pequeños grupos durante generaciones y generaciones, puede haber arraigado el comportamiento sumiso de unos y de control sobre otros, lo que conduce ineludiblemente a sistemas político-económicos donde la cooperación generalizada parece no ser una posibilidad. Apoyado en mi conclusión, el bienestar ligado de forma al ingreso y la acumulación de bienes es inescrutable, su escala se vuelve enigmática difuminando la proporción ya que el mínimo es cero y el máximo son miles de millones de dólares; entonces, o el sistema está profundamente errado, o el 80% de la población (por ahora) está condenada al malestar. ¿Tu bienestar es el reflejo de tu ingreso?

“Soy Armando Matta, todo es debatible ¿Tú qué opinas?”.

Referencias

Brown, E. (19 de octubre de 2022). Feudalismo: systema social. Obtenido de Biblioteca Británica: https://www.britannica.com/topic/feudalism

Comín, F., Hernández, M., & Llopis, E. (2010). Historía Económica Mundial. Madrid: Crítica.

Courtois, S., Werth, N., Panné, J.-L. P., Bortosek, K., & Margolin, J.-L. (1998). El libro negro del comunismo. España: Huertas S.A.

Perrault, G., Cury, M., Suret-Canale, J., Peraire, P., Fléchard, J.-P., Duran, P., . . . al, e. (2013). El libro negro del capitalismo. . París: Éditions du Seuil.

Rondo, C., & Neal, L. (2014). Historia Económica Mundial. Desde el Paleolítico hasta el presente. Madrid: Alianza Editorial.

Weber, M. (2001). Historia Económica General. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.

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